Antonio Tapia

Comenzó su vida profesional, como casi todos los de su comarca, de marmolista intercalando labores de albañilería junta a su padre Frasquito “el Nene”. Compaginaba sus primeros trabajos con estudios nocturnos que recibía por correspondencia. Aunque siempre tuvo inquietudes con la pintura y el dibujo, no pudo recibir ninguna formación hasta, que realizó el servicio militar en Almería, donde estuvo asistiendo a clases en la Antigua Escuela de Artes, allá por el año 1952. Por las penurias de la época, que le tocó vivir, pintaba con tizas y carboncillo y a duras penas pudo comprar algún juego de oleos, su material preferido.


En 1954, después del servicio militar, empezó a trabajar de cobrador de letras en una corresponsalía del Banco Popular antes de que abrieran una sucursal en Olula del Río, y aunque seguía pintando, sobre piedra, cartón y otros materiales a su alcance, paulatinamente, fue dejando a un lado su gran afición.

En 1956, entró como subalterno en el Banco Popular ascendiendo hasta Director de sucursal. Después de 35 años dedicado a su trabajo y a su familia, se jubiló de forma anticipada en 1991, con 57 años. A partir de ese momento, inició una nueva etapa en su vida rodeado de pintura, obras y oleos. Durante sus años como empleado de banca recopiló gran cantidad de bibliografía y manuales de pintura que en sus ratos libres exprimía con la ilusión de poner en práctica a su debido tiempo. Probó muchos estilos, pero fue con la pintura figurativa y la pintura hiperrealista con las que se sientía más cómodo.